La mano de obra, migrantes ilegales, haitianos y la República Dominicana

La República Dominicana es un país afectado por las crisis social, política y económica de Haití. Aquel es un Estado fallido sin ofrecer ayuda a que su gente pueda desarrollar sus proyectos de vida dentro de sus fronteras. A eso se le suma otros problemas como el ambiental y la desforestación, y ahora la inseguridad extrema creada por bandas delictivas de la peor calaña. Debido a que la República Dominicana es el país mas cerca en su vecindad, es el país que mas sufre las consecuencias de Haití por la migración clandestina.

Existen sectores en la economía dominicana donde la mano de obra de inmigrantes ilegales haitianos son la mayoría y otros sectores que van rumbo a serlo. Esto a pesar de una ley que dicta que los dominicanos no deben ser menos del 80% de los empleados de una empresa y los extranjeros no deben ser mas del 20%. Según el Banco Central de la República Dominicana, sectores como la agricultura y la construcción le produce el sustento a 800,000 personas casi. Si bien en la agricultura se ha visto un descenso con 435,636 en el cuarto trimestre de 2014 y en el segundo trimestre del 2021 andaba por 364,490; en la construcción se ha visto un aumento desde los 290,719 del cuarto trimestre del 2014 a 395,151 en el segundo trimestre del 2021. La mayoría superando el 80% es mano de obra haitiana. En los años 1980s y 1990s no era así. La mano de obra dominicana dominaba ambos sectores.

Otros subsectores como los wachimanes, la seguridad privada, el servicio doméstico al igual que en sectores informales como los chiriperos y los vendedores ambulantes donde la presencia de haitianos es notoria. De igual forma como anteriormente, los dominicanos eran la mayoría de los chiriperos, los vendedores ambulantes, etc.

Lo que impulsa esta práctica

La suplantación de la mano de obra dominicana por la haitiana se basa en la ilegalidad de los segundos. Esa ilegalidad implica que no se pagan los sobrecostos que tiene que hacer cada empresa con un empleado dominicano o extranjero pero legal. El efecto de la oferta y la demanda por la gran cantidad de estas personas y el embolsillamiento de un dinero que de otra forma iría a cubrir los sobrecostos de un empleado, hace de la mano de obra de inmigrantes ilegales mas económica que la local. Cada empresa se queda con mas dinero al reducir en el tiempo sus costos laborales.

El argumento que se necesita la mano de obra ilegal para sostener a la República Dominicana

Como todo impulso de carácter laboral y económico, éste lleva argumentos que buscan justificar los hechos. Entre los tantos argumentos que se exponen, existe la creencia que la mano de obra haitiana es imprescindible para el sostenimiento de la economía dominicana. Alegan que sin ello, todo el aparato productivo nacional se verá afectado adversamente. Los dominicanos deben aceptar que sin los haitianos no son nada. En el fondo ese es el argumento.

Sin embargo, uno analiza las cosas y se da cuenta que la realidad no es tan así. Obviamente que la República Dominicana va tener una población haitiana mientras siga existiendo. Compartimos una isla con ellos y somos los mas cercano a ellos geográficamente y ellos a nosotros por un asunto de vecindad. Los dominicanos y los haitianos, como los buenos vecinos que son, deben entenderse y resolver cualquier disputa entre los dos con diplomacía. Esto no implica que uno se aproveche del otro y que no se le señale por ello. Las amistades son preferibles, pero son muchas que se han agriado por malos entendimientos y abusos de una parte a otra o de ambos a la vez.

Es por ello que el argumento que el dominicano necesita la mano de obra haitiana se cae de la mata. Una cosa es que existan haitianos entre nosotros como obreros, cosa que siempre va estar presente; pero, lo que se ve en estos momentos en varios sectores es preocupante e incluso se podría catalogar como un abuso a los trabajadores dominicanos. Estos abusos involucran a los haitianos, mas no son cometidos por ellos. Los que lo cometen, en su gran mayoría, son dominicanos.

Comparación con la situación en otros países

Si comparamos la situación actual de la República Dominicana con varios países de la región, se tumba el argumento a favor de la haitianización de nuestro país. Con mucha frecuencia se comete el error de comparar a nuestro país con Estados Unidos, Canadá, España u otros. Es una comparación injusta porque nuestro país no es desarrollado, industrializado, rico y tan organizado como estos países. Por tanto, comparar a esta sociedad con aquellas es ficticia porque se está comparado manzanas con peras. Nuestro país debe ser comparado con otros países en desarrollo, que no son industrializados, etc porque asimismo es el nuestro.

Vemos el caso de Panamá, que es mas rico que nosotros y en vías de desarrollo. La diferencia es como del cielo a la tierra. En la mayoría de los sectores panameños como en la agricultura o en la construcción, la mayoría de los obreros son panameños de pura cepa. En Colombia se ve algo similar, solo que sus obreros en estos sectores son colombianos en su mayoría. En Perú son peruanos, en Brasil son brasileños, en El Salvador son salvadoreños y en Guatemala son guatemaltecos. Si seguimos notaremos que en México son mexicanos, en Cuba son cubanos, en Jamaica son jamaicanos e incluso en Haití, con todo y crisis, los obreros del campo y de la construcción son haitianos. Así debe de ser. No es como en el nuestro donde mas del 80% de los obreros de la agricultura y la construcción son haitianos, y para colmo una gran poporción inmensa de ellos es de inmigrantes ilegales. ¿Por qué la gente de estos países pueden soportar el desarrollo de su país y los dominicanos no? ¿A caso el dominicano está hecho de algo diferente al de los nacionales de estos países?

El dominicano no quiere trabajar

Esta es la mentira que se repite una y mil veces, y se hace para justificar la haitianización en muchos sectores laborales. Contrario a lo que dice, el dominicano sí quiere trabajar. Evidencias las hay por doquier. A pesar de la problemática expuesta aquí, la mayor parte de nuestra mano de obra en la mayoría de los sectores es dominicana. Esto no fuera así si el dominicano no quiere trabajar. Cuando los dominicanos se ven en la obligación de irse de su terruño a otras playas en busca de un porvenir que su patria nativa no les provee, se destacan como comunidad de la diáspora dominicana que es trabajadora. Desde Puerto Rico hasta Estados Unidos, desde Canadá hasta España, desde Chile hasta Argentina; la laboriosidad y el emprendimiento del dominicano es de las cosas que lo caracteríza. Desde amas de casa hasta mecánicos, barberos, profesionales de todas las ramas, los encuentra hasta en los campos recogiendo los frutos de la tierra. Entonces, si esa es la imagen que forma el dominicano en otros países, un pueblo de gente buena y trabajador, ¿cómo se explica que el que no quiera trabajar en su país se convierte en trabajador en otro sitio? El vago es vago en todas partes, valga la redundancia. De igual forma, el trabajador es trabajador en todas partes. No se da casi el mito de un vago que se vuelve trabajador al cruzar una frontera. No era cierto en el pasado, no lo es ahora y no lo será nunca.

Lo que quiere el trabajador dominicano en su país

El dominicano desea ciertas condiciones como trabajador en su país. Desea un salario digno, que sea suficiente para proveerle una vida cómoda a su esposa e hijos y a él mismo. Desea beneficios que valgan la pena con seguro de salud de calidad. Desea condiciones de trabajo dignas y que glorifiquen y haga mejor al ser humano. Desea que se le trate con respeto, con saber que puedes ser un empleado cualquiera y aún así, eres importante para la empresa que laboras. Desea todo eso y mucho mas. El enfoque de nuestro país debe ser el beneficio y bienestar de todos los dominicanos, desde el mas rico hasta el mas pobre, desde el mas culto hasta el mas simple. Suplantarlo, afectar su posibilidad de tener un buen ingreso en su país y como empleado, el saber que no es solo que él quiere a su país, sino también que su país lo quiere a él y lo demuestra poniendo sus intereses como dominicano siempre en la palesta.

Hagamos de nuestro país una gran nación, ¡sí se puede!

Se entiende que nuestros vecinos haitianos están pasando por momentos difíciles y el dominicano está en obligación de tenderles una mano amiga siempre y cuando la pidan. Son seres humanos igual que nosotros y no se merecen las condiciones que en la actualidad impera en su país. Como vecinos buenos y gente sincera, debemos ayudarlos pero no a los niveles en los que nuestra propia existencia como país está en juego. Así no es la forma de ayudar. Toda ayuda dominicana no será suficiente para arreglar los problemas de Haití, porque nosotros mismos tenemos nuestras necesidades y tampoco somos un país rico ni desarrollado. Hemos sido agradecidos por lograr lo que hemos logrado hasta ahora en nuestro país, pero nos falta un camino por recorrer para ser desarrollados de verdad y se deben enderezar caminos que los hemos construidos torcidos creyendo que ayudamos al prójimo sacrificándonos nosotros mismos. Así no. Para engrandecer a nuestro país no implica martillarnos a nosotros mismos.