
Fue construido en el siglo XVIII en plena época española.
La isla Española fue sede de la primera caña de azúcar plantada en América por don Cristóbal Colón. Esto ocurrió en las cercanías de Puerto Plata, en el litoral norte de la isla. En el principio de los tiempos coloniales, la industria azucarera tomó forma a tal grado que, según el historiador Frank Moya Pons en su obra «Historia Colonial de Santo Domingo», en 1535 habían 200 técnicos portugueses en los ingenios azucareros y para 1547 más de 35,000 esclavos africanos laboraban en los cañaverales. Posterior al auge de la industria en los primeros años de la era colonial, disminuyó la industria azucarera hasta que a finales del siglo XVI se había reducido a satisfacer sólo la demanda interna. Esto tuvo varias implicaciones, entre se encontraba una reducción considerable de los esclavos africanos que se dedicaban a esta labor y de las plantaciones de azúcar. La industria azucarera no volvió a dominar la economía y exportaciones dominicanas hasta el finales del los 1870s, unos 300 años después y con impulso e inversión de estadounidenses principalmente.
Durante el resurgimiento de la industria azucarera a finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX se creó la «Danza de los millones». San Pedro de Macorís fue el pueblo que se benefició mas con un aumento notable de su población y riqueza, hasta convertirse en el pueblo mas rico de la República Dominicana y entre las mas ricas del Caribe. La arquitectura exquisita que perdura en el centro de San Pedro de Macorís es un legado de esa época dorada. Es la mejor colección de arquitectura de finales de los 1800s y comienzos de los 1900s en la República Dominicana.
La industria azucarera moderna

A finales de los 1870s, la industria azucarera dominicana estaba en pleno renacimiento debido a las tendencias capitalistas, los poderosos intereses financieros (la cubana y norteamericana especialmente), y la intensificación y mejora en el proceso de producción. Ya para el cierre del siglo XIX, las principales instalaciones azucareras estaban en manos de extranjeros: cinco eran italianos, cuatro norteamericanos, dos cubanos, y un británico.
La industria azucarera tuvo su apogeo en la década de 1970. Para ese entonces habían 3,200 colonos cultivando caña de azúcar en sus conucos y fincas para luego venderlas a los ingenios. En los ingenios empleaban a 100,000 personas desde braceros procedente desde Haití hasta técnicos y gerentes dominicanos. El monocultivo azucarero dominaba en más del 90% las exportaciones y era la principal fuente de divisas del país. Mediados de los 1980, la industria azucarera comenzó a descender en términos relativos y absolutos. Para ese entonces, empleaba a unas 65,000 personas y de éstas, 50,000 eran braceros haitianos.

Hoy en día la industria azucarera no tiene la misma importancia que tuvo en otros tiempos. El Banco Central de la República Dominicana en sus estadísticas incluye a la industria azucarera dentro de la categoría «Cultivos tradicionales de exportación», y forma el 0.7% del PIB. En adición, la «Elaboración de azúcar» forma el 0.2% del PIB nominal. El valor monetario de estqs dos ramas económicas es de RD$11,239 millones para «Cultivos tradicionales de exportación» (el sector azucarero es mucho menos) mas RD$3,888 millones para la «Elaboración de azúcar».
La importancia de la industria azucarera dominicana
Hoy, la industria azucarera dominicana no tiene el mismo nivel de importancia que tuvo a finales del siglo XIX y gran parte del XX. Según el Banco Central de la República Dominicana la industria azucarera es el menos de 1% del PIB. La producción de azúcar y melasa es de 0.2% del PIB. Entre enero y junio del 2021 las exportaciones de aziúcar y melasa fue de US$125 millones de los US$1.2 mil millones de la exportación industrial y US6 mil millones casi de la exportación total.
La danza de los millones

Desde 1914 hasts que cae la bolsa de valores en Ciudad de Nueva York en 1929, la moderna industria azucarera dominicana pasó por su época mas gloriosa conocida como «la danza de los millones». En esta época hubo ganacias increíbles para las compañîas azucareras y de riqueza para el país, San Pedro de Macorís en particular.
La riqueza y prosperidad que cayó en San Pedro de Macorís fue tan espectacular que atrajo a muchos inmigrantes desde España, Puerto Rico, Cuba, Estados Unidos y de las antillas menores. Llegaron también muchos del Medio Oriente, del Líbano específicamente. Incluso San Pedro de Macorís recibió a tantos árabes que se convirtió en el centro árabe del país. Algunos de estos inmigrantes fueron lo grande suficiente para mantener a varios clubes sociales como el Centro Español (existe el edificio, mas el club no existé allí) y el Casino Puertorriqueño (existe en la actualidad).

Casas y edificios espectaculares con arquitectura muy llamativa comenzaron a surgir por todo el centro. Una de las iglesias mas hermosas del país es su San Pedro en el centro. La primera estación de bomberos del pueblo sigue ahí y todavía se considera uno de los mas hermosos. Su puerto marítimo se convirtió en uno de los mas movidos del país y aterrizaba un avión acuático de Pan American Airways en el río Higüamo cada semana desde y hacia los Estados Unidos. Sin lugar a dudas que fué el mejor momento de San Pedro de Macorís. Se le llegó a decir la «sultana del este».
Empresas azucareras
Tres entidades empresariales controlan el 75% de los de terrenos cultivados con la caña de azúcar. En su mayoría se encuentran en la gran planicie del Este.
Central Romana Corporation. A partir de 1911, dos años después de la ocupación militar estadounidense, la South Porto Rico Sugar Company adquirió 20,000 acres cerca de La Romana (en ese entonces era un área deshabitada). El propósito era expandir su producción azucarera debido a que en Puerto Rico, donde estaban todas sus operaciones, ya no había tierras suficiente para una expasión de sus cañaverales. La South Porto Rico Sugar Company importó la primera caña de azúcar a ser sembrada desde Puerto Rico. Al principio los cortadores de caña eran puertorriqueños y luego negros de las islas inglesas de las Antillas Menores, conocidos comúnmente como cocolos. Exportaba la caña recogida en los cañaverales dominicano a Puerto Rico. En la Central Guánica era elaborada y refinada, y luego mandada a Nueva York para vender el azúcar.
En poco tiempo se extendieron las operaciones de la South Porto Rico Sugar Company en La Romana a tal grado que decidieron construir la Central Romana con una capacidad de molienda de 2,000 toneladas de caña diariamente y era suplido por 7,300 acres bajo cultivo de caña. Central Romana se hizo líder en la producción de azúcar y sus derivados en República Dominicana y por muchos años fue el ingenio mas grande del mundo. Hoy en día, Central Romana posee mas de 200,000 acres de terreno, la refinería de azúcar con una capacidad de mas de 125,000 toneladas, y emplea a mas de 25,000 personas. Con su vasta empleomanía se ha convertido en el mayor empleador privado en la República Dominicana.
En los 1960s la Central Romana fue adquirida por la Gulf + Western, una corporación basada sn los Estados Unidos. Charles Bludhorn era el CEO, un nativo de Austria aunque vivió la mayor parte de su vida en los Estados Unidos. Se enamoró de la República Dominicana desde el primer viaje. Esta admiración tan grande por el país llevó a la creación del primer parque industrial de zona franca del país en terrenos de la Central Romana y con el único propósito era crear plazas de empleo. También desarrollo lo que se ha convertido en la urbanización mas grande del país, Casa de Campo. En él se encuentra el campo de golf Diente de Perro que es considerado entre los 100 mejores campos de golf en el mundo y el mejor de Centroamérica y el Caribe. Altos de Chavón es otra de sus creaciones y si bien es descrito como una réplica de un pueblo mediterráneo, en reslidad no hay nada de «réplica», sino es original inspirado en Saint Paul-de-Vence en el sur de Francia. Su atención al detalle es minucioso, tiene un anfiteatro al estilo de la Grecia antigua y que fue inaugurado por Frank Sinatra, un museo arqueológico taíno y La Escuela de Diseño Chavón (con otro campus en Santo Domingo) considerado entre las mejores del mundo en su tipo y en asociasón con el Parson School of Design de la Ciudad de Nueva York.
Hoy el conglomerado le pertenece a Fanjul Corporation basada en los Estados Unidos y de propiedad de Felipe y Alfonso Fanjul, dos hermanos cubanoamericanos que viven en Palm Beach, FL.
Inicia. Otro gigante en la industria azucarera dominicana es Inicia (antes se conocía por Casa Vicini). Su primer ingenio azucarero fue fundado en 1883 con el nombre Cristóbal Colón en las cercanías de San Pedro de Macorís. Lo hizo el inmigrante italiano Juan Bautista Vicini. Es uno de los consorcios azucareros mas antiguos del país. Para la zafra de 1883/84 poseía 11,000 tareas con una red ferroviaria de 7 kilómetros. Sus instalaciones son de las mas eficientes en toda el área del Caribe con capacidad para moler 8,000 toneladas métricas de caña de azúcar cada 24 horas. En adición a sus ingenios Cristóbal Colón y Angelina en San Pedro de Macorís, también posee el antiguo ingenio Italia (hoy ingenio CAEI) entre San Cristóbal y Baní. La familia Vicini ha expandido sus inversiones a otros renglones de la economía dominicana y en otros países. Se ha llegado a tal punto que su negocio de azúcar no es el mas importante como lo fue en el pasado. Este cambio se debe al aumento de las otras inversiones que al decrecimiento de su negocio azucarero.
Consejo Estatal de Azúcar (CEA). El tercer gigante de la industria azucarera dominicana es el Estado dominicano con su Consejo Estatal de Azúcar (CEA). Fue creado en 1966 al incautar las propiedades de la familia Trujillo. Está constituida por los ingenios Central Río Haina, el mas grande del mundo, y Santa Fe ambos entre San Cristóbal y Bajos de Haina. Tiene los ingenios Consuelo, Porvenir, y Quisqueya en San Pedro de Macorís provincia; Ozama (ahora desaparecido, estaba en el Distrito Navional) y Boca Chica (desaparecido) en Santo Domingo provincia. El ingenio Barahona también era de su propiedad. Los ingenios de Amistad y Montellano en Puerto Plata provincia y, por último, el Ingenio Azucarero Pringamosa en Hato Mayor. En conjunto los ingenios de la CEA tienen una capacidad de molienda diaria de 34,700 toneladas de caña. Varios ingenios de la CEA han sido privatizados o han cesado sus operaciones por la crisis en el precio de azúcar en los mercados internacionales supuestamente.
La cuota de los Estados Unidos

La moderna industria azucarera dominicana ha estado ligada a los Estados Unidos desde su comienzo. Además de ser creada por inversionistas estadounidenses en su mayoría, fueron quienes normalizaron la importación de braceros cocolos y luego fueron reemplazados por haitianos. Alegaban que los dominicanos no querían los trabajos de braceros por eso importaron braceros extranjeros, aunque sí empleaban a muchos dominicanos como técnicos y gerentes. Los salarios que pagaban los ingenios a los braceros tuvo mucho que ver en no atraer dominicanos.
Desde el comienzo toda el azúcar y malesa casi que se producía se exportaba a los Estados Unidos. Es algo lógico que el gobierno de los Estados Unidos tratara de preferencial a los productores de azúcar dominicano. Hasta nuestros días los Estados Unidos tiene una cuota de azúcar con la República Dominicana. Según lo estipulado en el acuerdo, la República Dominicana está abligada a cumplir con la cantidad requerida por los Estados Unidos cada año y ese país de Norteamérica paga por encima del precio que dicta el mercado mundial del azúcar. Se han dado casos en los que se exporta toda la azúcar producida en la República Dominicana y se importa azúcar desde Brasil para suplir el mercado imterno. Esto equivale a importar arena al desierto de Sahara. Debido a la cuota, el azúcar que se importaba a la República Dominicana era mas barata que el azúcar dominicano vendido a los Estados Unidos.
Críticas

La industria azucarera no es ajena a las críticas. Cuando la industria estaba en pleno desarrollo se le criticaba la manera como varios empresarios se apoderaron de los terrenos. Luego la crítica era por su dependencia de mano de obra extranjera. En el principio se importaba mano de obra puertorriqueña, luego fueron desplazados por inmigrantes negros de las Antillas Menores, y éstos fueron desplazados por inmigrantes haitianos. Cada desplazamiento fue el resultado del abaratamiento de la mano de obra En todo el proceso, la mano de obra dominicana ha sido limitada a posiciones administrativas y técnicas mientras el grueso de los trabajadores consistía de braceros extranjeros. La industria también ha sido criticada por no mecanizar y modernizar sus operaciones como hn hecho otras industrias azucareras en otros países. Esto se debe al bajo costo de una mano de obra sustentada por un constante flujo de inmigración. Además, la industria azucarera ha sido criticada por las pésimas condiciones que viven y trabajan los braceros.
Los resultados tras esta crítica ha sido un mejoramiento muy notable en la calidad de vida de éstos, aunque en los ingenios que han cerrado, el abandono de los bateyes (comunidades de braceros) ha caído en la miseria extrema. Otros problemas que han surgido y que están ligados a la industria azucarera es el uso masivo de inmigrantes ilegales. Hoy en día, por ley, las escuelas públicas y los hospitales públicos tienen la obligación de ofrecer sus servicios a todas las personas que la necesiten en estado de emergencia, sin importar su estatus migratorio.
Conclusión
El futuro de la industria azucarera dominicana no está muy claro. Por varias décadas la industria ha sufrido una caída continua. Los precios de azúcar en los mercados internacionales le han quitado la rentabilidad a varios ingenios, especialmente los del Estado. La falta de inversión en estos ingenios acentúa la crisis. Muchas tierras que antes estaban bajo cultivo azucarero, hoy producen piñas, palmas africanas, naranjas, etc. Otros terrenos han sido convertidos en resorts. Inclusive, salió en Diario Libre un aviso al público de subastas de tierras azucareras de la CEA en Puerto Plata con varios de los lotes están en venta para fines turísticos. En conclusión, la gran industria que dominó la economía de nuestro país durante el siglo XX, parece está llegando si no a su fin, indudablemente a una merma considerable.